Porque para mì el èxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin desesperarse y tomàndolo con humor. Te invito a reìr conmigo de mi misma.



miércoles, 3 de febrero de 2010

Carta de presentaciòn

¿Còmo comenzar? Me siento como si tuviera un cuaderno en blanco en mis manos, listo para ser ocupado, y sin saber què colocar.
Lo màs lògico, me parece comenzar con una breve descripciòn acerca de quièn escribe.
No hay muchas cosas interesantes què contar de mis años de la niñez.... Siempre me caractericè por ser la chica de la que pocos recuerdan su nombre, esa que pasa casi desapercibida a la vista de todos.
Desde chiquita, era la tonta, la que todo el mundo maneja a su antojo, la complaciente y llena de tolerancia, la que siempre hace lo que quieren los demàs. Recuerdo como si fuera ayer que estaba en el jardìn de infantes en la sala de actividades libres, recuerdo muy bien como se sentìan aquellos tirones de mi delantal, siempre impecable a falta de actividad lùdica, y còmo se disputaban entre dos niñas mi participaciòn en el juego (por supuesto en algùn rol pasivo que nadie querìa tomar)...
Mientras crecìa las cosas no mejoraron demasiado. Siempre era la que perdìa cosas de la cartuchera en la escuela primaria, o mejor dicho no las perdìa, me las quitaban sin permiso y luego no me las devolvìan, incluìdo a eso los retos de mi mamà que gastaba cada semana en làpices, gomas, sacapuntas y demàs ùtiles. Pocas veces podìa comprar en el quiosco del colegio la golosina que me proponìa obtener, casi siempre sonaba el timbre de finalizaciòn del recreo y yo seguìa exactamente en el mismo lugar de la fila que al inicio, o incluso màs atràs, a causa de todos los que se habìan colado y felìzmente logrado la compra.
En la preadolescencia era la chica petisita, llena de rulos con frizz (gracias a que aùn no existiàn las salvadoras cremas para peinar, las cuales ahora adoro, y doy gracias al cielo porque se encuentren sobre la faz de la cosmètica). Cara redondita, mitad oculta por un largo y frondoso flequillo que caìa de costado, de hecho cuànto màs ocultaba, mejor.
Era la chica del grupo de amigos que se podìa contar con los dedos de una mano, la que el primer dìa de clases en el secundario llegaba temprano, no para reencontrarse con sus compañeros luego de las largas vacaciones, sino para ocupar el tan preciado banco del fondo, y asi continuar pasando inadvertida a los ojos de profesores y resto del curso durante todo el año.
Era a la que siempre le firmaban la foto anual con un "para la chica màs tìmida del curso.." o en su defecto podìa variar a "aunque no te conozco demasiado, sè que sos una mina copada, por lo que me dijeron los demàs....."
Era la chica vergonzosa que siempre se ponìa colorada cuando le hacìan preguntas demasiado personales, y tambièn cuando no lo eran.
Nunca me preguntaban lo que opinaba en una decisiòn grupal porque todos daban por sentado que opinarìa lo mismo que la mayorìa sin chistar.
Otros me conocìan como "la copada que siempre hace la tarea y seguro te deja copiarla porque nunca tiene problemas en hacerlo" y por ese mismo motivo, abrìan mi carpeta y quitaban las hojas sin permiso, total, tampoco hacìa falta.
Era la de pocos amigos y ningùn novio. La que hablaba bajito y a duras penas alguien la escuchaba, si era que emitìa palabra alguna. La que no participaba de debates, la que nunca levantaba la mano cuando pedìan que alguien leyera por favor en voz alta.
Podrìa buscar tantos sinònimos o frases equivalentes para describir mi persona... al menos podràn hacerse una idea aproximada de lo que fui, lo que soy, y ¿aquello que lamentablemente serè?
¡Cuànto dramatismo!
No, no sè si serà tan asì, ustedes podràn juzgarlo a medida que vayan conociendo cada una de mis pequeñas y sencillas historias de vida.
Por el momento lo dejaremos asì.
Y por si alguien llega a leer mis relatos (como veràn no estoy acostumbrada a ser el centro de atenciòn) desde ya ¡muchas gracias gente!

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